“Mientras tengas algo que hacer, tu cuerpo va a hacer todo lo posible por que lo sigas haciendo”

La geriatra Naiara Fernández, conversa con Lourdes Bermejo sobre el cuidado de la salud y la necesidad de promover hábitos que nos permitan llegar a disfrutar de una longevidad saludable.

“Yo siempre digo que la geriatría es preventiva. Trabajar y comprometerse con la salud de uno mismo incluso en condiciones de enfermedad modifica mucho los resultados”. Naiara Fernández transmite entusiasmo al contar las múltiples formas que tenemos de mejorar nuestro bienestar y nuestra salud a medida que envejecemos.  

Fernández tiene experiencia en atención directa y actualmente trabaja como directora asistencial de la empresa IMQ Igurco Servicios socio-sanitarios. Además, preside la sección de geriatría en la Academia de las Ciencias Médicas de Bilbao y es coordinadora del grupo de nutrición de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

En su conversación con Lourdes Bermejo, anima a que, para lograr un “bien mayor” (aumentar el tiempo de vida con salud) invirtamos tiempo, esfuerzo y trabajo diario para cuidar la alimentación, hacer ejercicio físico y participar en la vida comunitaria, los grandes pilares de la prevención. La ventaja es que, actualmente “sabemos mucho más que hace años” y “hay muchos inputs que nos llevan al cuidado” y nos ayudan a cuidar nuestro cuerpo para aprovechar al máximo esa vida extra que nos brinda la longevidad, señala Naiara Fernández.

Toda la conversación es una invitación a formarnos y comprometernos con nuestra salud, con el autocuidado y el cuidado en comunidad con una mirada preventiva en la que, más que meros pacientes, somos protagonistas del cuidado de nuestra salud. Como señala en distintos momentos esta geriatra, es importante conocer nuestro cuerpo y cómo van cambiando nuestras necesidades básicas a medida que envejecemos: hábitos alimenticios, actividad física, patrones de sueño y vigilia, relaciones significativas y un proyecto de vida, etc.

Su apuesta por un enfoque preventivo de la medicina se manifiesta, por ejemplo, en proponer estrategias no farmacológicas para uno de los fenómenos comúnmente asociados al envejecimiento: las dificultades para conciliar el sueño. No duda en calificar como “terrible” el “problema con la prescripción de hipnóticos y de psicofármacos” (España es el país con mayor prescripción de benzodiacepinas). “Terrible además porque se utilizan en la población más mayor, con todos los efectos adversos en cuanto a interferencia cognitiva, caídas…”, señala.

En su diálogo con Lourdes Bermejo no encontramos más referencias a medicamentos. En cambio, se suceden múltiples recomendaciones relacionadas con nuestra manera de vivir el día a día: qué comemos, que actividades llevamos a cabo y con quién, cómo seguimos avanzando en nuestro proyecto vital, de qué forma evitamos o limitamos hábitos nocivos (tabaco, alcohol)…

Alimentación y ejercicio físico: nunca es tarde para empezar a cuidarnos

Desde el punto de vista del autocuidado de la salud, la doctora Naiara Fernández cree que lo más positivo es que la población general cada vez es más consciente de medidas preventivas básicas: sabemos que conviene evitar una dieta rica en grasas saturadas o hidratos de carbono con alto índice glucémico, disponemos de relojes o pulseras de actividad que nos ayudan a ser más conscientes del ejercicio físico que realizamos (o no) cada día… Paralelamente, las y los profesionales de la salud disponen de más herramientas para detectar precozmente síntomas de una futura dependencia.

Como experta en nutrición, dedica una buena parte de la conversación a la alimentación y a su potencial protector. Destaca, por ejemplo, la recomendación de que las personas mayores consuman un mayor porcentaje de proteínas (incluyendo las de origen vegetal, algo que, además, está en sintonía con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de reducir la ingesta de proteína animal), calcio y vitamina D.

Para comer bien, propone cocinar en lugar de recurrir a alimentos procesados o preparados (por cierto que, para entender las implicaciones de este tipo de productos, sugiere que tengamos en cuenta el Nutri-Score, un sistema de etiquetado de alimentos procesados que permite a los consumidores valorar fácilmente su calidad nutricional). Además de sus beneficios gastronómicos, subraya, cocinar “es un acto social” que impacta positivamente en nuestro bienestar.

Comida y ejercicio van de la mano en el cuidado de la salud, especialmente cuando elegimos actividades al aire libre: “sol, hacer excursiones a la playa, andar, ayuda a absorber la vitamina D” que necesita nuestro organismo. Todo ello va a ayudar a mantener en buena forma nuestro sistema musculoesquelético. “El envejecimiento de huesos y músculos no se suelen tener en cuenta, cuando nos sostienen de pie y nos permiten hacer la vida que queremos”, advierte.

Hay mucha evidencia científica sobre los beneficios de introducir ejercicios de fuerza y resistencia muscular, no limitarnos a hacer ejercicio cardiovascular (andar, correr, montar en bicicleta, etc.)  a medida que nos hacemos mayores. Esa fuerza es la que necesitamos, por ejemplo, para levantarnos de una silla a medida que este sencillo gesto cotidiano va costando más.

“Esta es la obsesión de los geriatras”, señala Naiara Fernández, una obsesión en la que coinciden expertos en deporte y actividad física como Mikel Izquierdo, Álvaro Casas o Nicolás Martínez Velilla, que llevan años defendiendo el enorme potencial de trabajar la musculatura, la coordinación, el equilibrio, la fuerza “a cualquier edad”.

“Mikel Izquierdo dice que entrenar a una persona mayor es como entrenar a un deportista de élite, podemos conseguir el mismo rendimiento. Cualquier momento es bueno para empezar a realizar actividad física multicomponente: trabajar el equilibrio, la resistencia cardiovascular, flexibilidad, fuerza y resistencia muscular. A cualquier edad va a tener efectos positivos. Nunca es tarde”.

Entre los efectos positivos del ejercicio físico, como señalan cada vez más investigaciones, están los beneficios a nivel cognitivo: cada vez hay más evidencias de que la actividad física previene el deterioro cognitivo. “Ejercicio físico y ganas de participar de la sociedad” son dos buenos aliados para envejecer bien.

Por eso, como dice esta experta, debemos “quitarnos esos estigmas de ‘soy muy mayor para’, o ‘yo a esta edad qué voy a hacer y a dónde voy a ir’”. El estilo de vida del cohousing puede contribuir a reducir este tipo de prejuicios y a favorecer una mayor adherencia al ejercicio físico, al favorecer que podamos hacerlo en grupo y con un mayor disfrute gracias a la socialización y a la percepción de que mantener nuestra autonomía personal es también “un bien común”.

Salud en comunidad: hacia nuevos modelos relacionales

El deterioro cognitivo es uno de los desencadenantes de dependencia que más preocupan a las personas mayores y a la población general. En relación con esta preocupación, Naiara Fernández subraya el papel de la socialización, de que las personas sigamos activas a medida que envejecemos, participando en nuestro entorno y manteniendo un proyecto de vida. En esto consiste la vitalidad, que la Organización Mundial de la Salud identifica como un elemento fundamental para el envejecimiento activo.

Los beneficios emocionales y cognitivos que de ello se derivan se traducen en un mayor interés por aprender, interactuar con otras personas y alimentar ese proyecto de vida. “Las personas con proyecto de vida son las de mayor longevidad. Eso me parece precioso: mientras tengas algo que hacer, tu cuerpo va a hacer todo lo posible por que lo sigas haciendo, incluso en salud cognitiva”.

“El envejecimiento —tal vez sea deformación profesional— me parece una oportunidad para hacer cosas que quizá por tiempo no has podido desarrollar y organizarte en un cohousing me parece una oportunidad para generar una familia grande. Al final, tener un entorno sociofamiliar grande, desarrollar cosas conjuntas, compartir, es lo que mejor rendimiento de salud te va a dar”, opina la doctora Fernández.

“La sociedad está cambiando, los modelos de familia están cambiando y cada vez va a ser más necesario buscar alternativas de compartir espacios y compartir vida entre personas que igual no somos familia. El envejecimiento es esa oportunidad para compartir y desarrollar nuevos proyectos”.

Cuidarnos en la salud… y en la enfermedad

Naiara Fernández defiende los beneficios indudables para la salud de estos consejos nutricionales, deportivos y relacionales. No obstante, también expresa cierta preocupación por las personas que se han cuidado mucho y, aun así, desarrollan alguna enfermedad o se encuentran en situación de dependencia: “Me preocupa que nos inflijamos culpas. Todos tenemos una carga genética. El envejecimiento es un proceso, a pesar de hacer todo esto, algunas personas pueden desarrollar [una] enfermedad”.

“Dentro de la autonomía —prosigue— también tenemos que tener la suficiente madurez y entereza para asumir la enfermedad”. La clave, a su juicio es no frustrarnos y, en caso de enfermedad o dependencia, ser capaz “de organizar mi vida diferente, seguir cuidándome porque va a ser beneficioso”, sin caer en la idea de que cuidarse “no sirve para nada”.

Igual que la inspiración debe encontrarte trabajando, “la enfermedad te tiene que encontrar también en las mejores circunstancias. Incluso cuando enfermas sigue mereciendo la pena cuidarte porque los resultados no van a ser iguales. No me tengo que abandonar, sino todo lo contrario”.

*La conversación entre Lourdes Bermejo y Naiara Fernández forma parte de una serie de entrevistas sobre apoyos y cuidados en el cohousing realizadas en el marco del proyecto Comunidades de Cuidados. Aunque pensadas como material de apoyo para las cooperativas de cohousing que participan, tienen un interés indudable para cualquier persona interesada en el envejecimiento y los cuidados.

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