La comunidad como motor de un sistema de cuidados público reforzado y abierto a la participación y la cogestión ciudadana

29 de octubre, Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo

Comunidades de Cuidados se suma a la celebración de este Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, que Naciones Unidas incorporó a su extenso calendario de días internacionales hace poco más de un año para tratar de poner en la agenda de los gobiernos y del conjunto de la sociedad la necesidad de visibilizar, contabilizar y repensar los cuidados como actividad esencial.

Este 29 de octubre Comunidades de Cuidados aporta los resultados conseguidos tras casi tres años de trabajo por las siete cooperativas de cohousing y los seis pueblos participantes, que confirman el interés, compromiso y el potencial de las comunidades organizadas para desempeñar un papel protagonista en un nuevo modelo de cuidados a medida que nos hacemos mayores.

La comunidad —que, en el caso de Comunidades de Cuidados, son las cooperativas de cohousing y las redes vecinales de los pueblos participantes— actúa como una red extensa de personas que se comprometen a velar por el bienestar de todas ellas. A lo largo de casi tres años de trabajo, estas comunidades han puesto en práctica alternativas de vivienda y convivencia y distintos recursos colaborativos con el objetivo de que las personas podamos envejecer en nuestro hogar y nuestro entorno de referencia. Con ello han demostrado su capacidad no solo como fuentes directas de apoyo y solidaridad, sino también como generadoras de propuestas de política pública.

El protagonismo de la persona y la comunidad es un elemento fundamental de este nuevo modelo, que aspira a convertirse en un ecosistema con recursos de cuidados diversos, en el que lo comunitario brinda apoyo, colaboración y solidaridad vecinal y, al mismo tiempo, asume un gran protagonismo en la renovación y refuerzo de los sistemas públicos de cuidados.

Lejos de representar una suerte de privatización de los cuidados —en el sentido de devolver los cuidados a la esfera privada, la de la familia, la comunidad y, en particular las mujeres— el acento en lo comunitario y en la necesidad de avanzar hacia modelos desinstitucionalizados de cuidados tienen mucho más que ver con la capacidad de las comunidades organizadas de erigirse en colaboradoras de las Administraciones públicas en la identificación de necesidades y en el diseño y cogestión de recursos de apoyo.

La colaboración público-comunitaria emerge así como una fórmula óptima para superar un modelo de cuidados institucionalizado y responder así a los deseos y expectativas de la nueva sociedad longeva garantizando de manera más efectiva derechos básicos de las personas, como son la autodeterminación o la participación social.

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