La localidad segoviana de Muñoveros ha desplegado una intensa actividad a lo largo del proyecto Comunidades de Cuidados para reforzar su tejido vecinal con el objetivo de que envejecer en casa y en el pueblo, con los servicios de apoyo necesarios, pueda ser una realidad. Algunas de las personas participantes lo explican en un vídeo.
La actividad vecinal de Muñoveros es inversamente proporcional a la cifra de población censada (142 personas según el INE, 2023). Como ha constatado el equipo de Comunidades de Cuidados a lo largo del proyecto, sus vecinas y vecinos tienen energía y capacidad para generar multitud de iniciativas para hacer realidad ese el famoso eslogan de que lo importante es «añadir vida a los años». Algo que pasa por energía y capacidad, sí, pero también, por dotar de servicios y recursos adecuados a los pueblos pequeños.
Ya en 2017, la asociación local Envejecer en Muñoveros se propuso el objetivo de hacer posible el envejecimiento en el pueblo, acercando unos servicios ya de por sí exiguos y que la despoblación y, sobre todo, una inequidad territorial evidente y creciente, han ido concentrando en núcleos de población grandes. La pandemia paralizó gran parte de la actividad asociativa y, por eso, como reconoce una de sus miembros, también del grupo motor de Comunidades de Cuidados de Muñoveros, Marisa Cristóbal, este proyecto llegó «como una ayuda caída del cielo».
«Nuestra ambición es tener cercanos todos los servicios y no tener que irnos de nuestro domicilio», admite Cristóbal. En línea con este deseo, el proyecto ha apoyado la puesta en marcha de servicios de terapia ocupacional, fisioterapia, etc. para las personas con algún nivel de dependencia. «La gente está encantada. Seguramente habría que ampliar más y a más gente», apunta esta mujer, que considera especialmente valioso que el proyecto les haya ayudado a ver a quienes, como ella, están entre los 60 y los 80 años y todavía no han llegado a «la edad de dependencia, que es posible tener esas ayudas aquí».
El grupo motor lo componen fundamentalmente personas con una edad similar a la de Marisa, jubilados y jubiladas, con autonomía personal y ganas de participar y activar la vida del pueblo. Por eso, al margen de los servicios sociosanitarios, se han puesto en marcha numerosas actividades de ocio significativo a la medida de los intereses de sus participantes: charlas informativas sobre distintos temas relacionados con el envejecimiento activo, talleres de pintura, salidas guiadas al entorno natural próximo o la actividad seguramente más valorada, «Susurradores de versos», un taller de creación poética.
El grupo motor celebra una asamblea cada quince días para decidir qué actividades se van a poner en marcha, los horarios de apertura del centro sociocomunitario y cualquier otro aspecto relativo a la gobernanza de la comunidad. La participación democrática y la autogestión del grupo motor es uno de los aspectos más definitorios e interesantes de esta experiencia, que busca empoderar y capacitar a cada comunidad. La idea es que, al término del proyecto, esta comunidad —al igual que en los otros cinco pueblos participantes— pueda continuar desarrollándose.
La capacidad de decisión y gestión comunitaria de los cuidados es, además, básica para avanzar hacia modelos de cuidados desinstitucionalizados. «El que seamos nosotros los que participemos en la proyección de cómo hacer las actividades, de qué es lo que queremos tener, es básico, porque si nos metemos en una institución nos lo van a dar todo hecho» sostiene Marisa Cristóbal.
Para Ainhoa García, dinamizadora de Comunidades de Cuidados en Muñoveros, el proyecto ha empezado a sembrar el cambio en la visión de los cuidados de las personas mayores en situación de dependencia: «Estamos acostumbrados, por la sociedad en la que vivimos, a ser cuidados desde una actitud muy pasiva, que me lo den un poco hecho, que me digan cómo tengo que hacer las cosas… He observado que el proyecto ha puesto una semillita a un cambio en la forma como somos, tanto cuando estamos cuidados como cuando cuidamos, dar el protagonismo a la persona, ver cómo ella puede ir tomando decisiones».
Luis Gómez, otro miembro de la Comunidad de Cuidados de Muñoveros, también deja muy claro su deseo: «vivir aquí toda la vida» y conseguir así algo que su madre no pudo. Para él, el dinamismo de la vida vecinal en Muñoveros al que ha contribuido el proyecto ha sido una sorpresa más que agradable tras su jubilación. En lugar de quedarte en casa, dice, «aquí sales, te reúnes». Magdalena Sanz se expresa en términos similares: «Todas las tardes nos podemos reunir, hablar, estar juntos».
Para favorecer ese «estar juntos», la reactivación del centro sociocomunitario local ha sido otro de los hitos del proyecto Comunidades de Cuidados, con el apoyo del Ayuntamiento, que ha llevado a cabo mejoras para hacerlo más accesible con una rampa en la entrada y un baño adaptado. Vicente Cabrero, vecino de Muñoveros, acude al centro para «hacer algunas actividades, recitar alguna poesía…». Para él, que vive solo, es una oportunidad de «estar entretenido y estar con los compañeros».
Todas estas personas confiesan que su actividad preferida es «Susurradores de versos», todo un descubrimiento personal puesto que, según explican, no eran particularmente aficionados a la poesía. Este taller ha despertado en ellos la «ilusión por participar» y por «aprender» en las diferentes sesiones y veladas.
La continuidad de la comunidad de cuidados de Muñoveros
El equipo técnico de Comunidades de Cuidados está apoyando a las comunidades de cara a su continuidad y sostenibilidad en el futuro. El objetivo de un proyecto como este, de carácter experimental, es que los avances logrados en cada territorio puedan continuar con sus propios recursos, aunque es indudable la necesidad de que las Administraciones públicas más próximas den su apoyo, avanzando hacia una mayor y más efectiva cooperación público-social.
«Para que continúe un proyecto así en una zona rural es importante un mayor apoyo institucional e implicación por parte de todas las personas del pueblo», corrobora Ainhoa García, que subraya su carácter «innovador» y que «implica un cambio en la forma de apoyar a las personas más mayores, desde un modelo centrado en la persona».
Marisa Cristóbal coincide en esta apreciación «Necesitamos ayuda económica, profesionales que cubran estas necesidades. El proyecto nos está dejando ver qué camino seguir».