Lazos vecinales cada vez más estrechos en las comunidades de cuidados rurales

Las comunidades de cuidados en entornos rurales continúan avanzando para lograr entornos comunitarios que permitan a las personas vivir con sentido y envejecer con una elevada autonomía personal, previniendo la institucionalización. Con las personas mayores como eje del proyecto, poco a poco se van afianzando unos lazos vecinales que se espera que incidan positivamente en la calidad de vida, el bienestar y el sentido de comunidad del conjunto de la población, elementos que el propio proyecto tiene previsto evaluar.

Tras año y medio de trabajo, van tomando forma y fortaleciéndose redes de apoyo comunitarias formales e informales, acompañadas por los equipos de UDP y Andecha y por el personal que, a nivel local, ha sido contratado en el marco del proyecto Comunidades de Cuidados. De esas redes heterogéneas forman parte, en distintas proporciones en cada pueblo, las personas mayores, sus familiares, el tejido asociativo local, los ayuntamientos y personas voluntarias.

En Maranchón (Guadalajara), además de continuar con las actividades con las personas mayores, se ha puesto en marcha una formación para las personas voluntarias (algunas de ellas trabajadoras de la residencia y la casa tutelada de la localidad), con una primera sesión sobre la “Acción Voluntaria”.

Mientras, en Fresnedillas de la Oliva aumenta la demanda de las actividades de terapia ocupacional. Actualmente hay 20 personas inscritas —personas de entre 78 y 91 años— y ya se ha abierto una lista de espera. También se ha iniciado un ciclo de charlas sobre temas y recursos de interés para las comunidades de cuidados rurales. El próximo 26 de octubre tendrá lugar una sobre centros de día a cargo de David Ávila, experto en centros de mayores y atención centrada en la persona de la cooperativa Redes.

En Muñoveros, en estrecha colaboración con la asociación Envejecer en Muñoveros, continúan las actividades del centro comunitario, algunas de ellas autogestionadas y otras dinamizadas por la terapeuta ocupacional que trabaja a nivel local con el proyecto Comunidades de Cuidados.

En los tres pueblos de Extremadura de Comunidades de Cuidados —las localidades cacereñas de Casas del Castañar, Eljas y Santa Cruz de la Sierra—, la celebración del Día Internacional de las Personas Mayores el pasado 1 de octubre dio pie a encuentros comunitarios y al compromiso de sus respectivos ayuntamientos con la población mayor mediante la firma de un “Manifiesto local en favor de las personas mayores».

Esta celebración contó también con una actividad teatral que se representó en los tres municipios y que puso en valor las relaciones intergeneracionales para las personas de todas las edades. La obra “La payasa inesperada” llevó a escena una conversación entre una abuela y su nieta para mostrar la importancia de propiciar el contacto y las relaciones significativas entre las distintas generaciones que forman la comunidad, dando continuidad y naturalizando la interacción de las personas que atraviesan distintos momentos vitales.

Diversidad de acciones

La línea 3 de Comunidades de Cuidados en entornos rurales se caracteriza por la diversidad de las actividades que se están llevando a cabo en cada uno de los pueblos, que combinan actuaciones en distintas dimensiones: social, terapéutica, lúdica, comunicativa, etc.

En los tres pueblos cacereños se están llevando a cabo actuaciones para incidir en un fenómeno que preocupa crecientemente, como es la soledad no deseada. Además del acompañamiento a personas mayores que lo necesitan, la técnica del proyecto, Noelia Galán, ha impartido una serie de charlas sobre el tema para ayudar a visibilizarlo e identificarlo, un paso necesario para poder intervenir sobre ello.

Otra de las acciones más interesantes que se están llevando a cabo en estas tres localidades de Extremadura es la realización de un vídeo en el que el pueblo —las personas mayores, pero también la alcaldesa o el alcalde, según el caso, las personas que trabajan en los centros de salud, farmacias, comercios, etc.— explican cómo es la vida en el pueblo y cómo conciben su pueblo como comunidad de cuidados. Estos vídeos (el de Casas del Castañar se presentó hace unos meses y próximamente podremos ver los de Eljas y Santa Cruz de la Sierra) se están revelando como una forma de intervención social en sí misma, al permitir que el conjunto de la población visibilice su realidad, sus necesidades y su papel en los cuidados que, de forma más o menos consciente, todas y todos ejercemos o podemos ejercer en nuestra comunidad más próxima.

El dinamismo de Muñoveros y su compromiso como comunidad de cuidados tiene su reflejo en el intenso calendario de actividades de su espacio comunitario, donde se combinan aquellas que están más centradas en el cuidado de la salud (terapias sociosanitarias, estimulación cognitiva, relajación) con otras de ocio significativo (susurradores de versos, juegos de mesa, expresión artística). Asimismo, se están desarrollando distintas charlas con profesionales especializados en psicología, fisioterapia o cuidado de los pies.

Las charlas dirigidas a sensibilizar sobre cuestiones de interés para las personas mayores y sus familias, muy centradas en la realidad local, están teniendo una magnífica acogida en todos los pueblos. Un buen ejemplo es Fresnedillas de la Oliva, donde el pasado mes de septiembre Elena Borraz, terapeuta ocupacional del proyecto Comunidades de Cuidados, hizo una exposición sobre la importancia de “Trabajar la memoria y prevenir el Alzheimer». Se espera que esta buena experiencia se repita el 26 de octubre en la localidad madrileña con motivo de la charla sobre centros de día ya mencionada.

La implicación de personas voluntarias para llevar adelante una comunidad de cuidados es otra de las líneas de trabajo destacadas del proyecto, como muestran las actividades de formación y dinamización del voluntariado puestas en marcha en Maranchón, un buen ejemplo de la combinación de cuidados formales e informales que necesitamos a lo largo de la vida.

Las personas y los territorios como eje fundamental de las comunidades de cuidados rurales

Contar con los recursos locales disponibles es una de las claves en las Comunidades de Cuidados rurales, con el fin de que el proyecto sea sostenible más allá de la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 con fondos Next Generation que concluye a finales de 2024. Por ello, las acciones planteadas parten del tejido asociativo y de los distintos agentes existentes en el territorio y se desarrollan en los espacios y locales disponibles en cada pueblo.

En la práctica totalidad de los municipios la acción parte de un grupo motor que articula la participación de las personas y entidades implicadas (mayores, voluntarias, instituciones, etc.). En general, el tejido asociativo está siendo determinante para impulsar el proyecto —la Asociación Envejecer en Muñoveros y la asociación de mujeres de Eljas son buenos ejemplos de ello— y un elemento fundamental para evitar un excesivo protagonismo de las profesionales encargadas de acompañar los procesos comunitarios.

Así, se promueve el uso comunitario de espacios existentes, como ocurre en Muñoveros y su espacio sociocomunitario. Y en Extremadura, el antiguo cine de Eljas y las antiguas escuelas de Santa Cruz de la Sierra, además de ser opciones más sostenibles, se erigen en espacios de reminiscencia muy significativos para las personas mayores y, como tales, en opciones muy adecuadas para llevar adelante las actividades de Comunidades de Cuidados y así se ha trasladado a sus respectivos consistorios.

Hasta el momento, la experiencia en todos estos pueblos parece demostrar que, pese a la dificultad de generar comunidades cohesionadas en el siglo XXI —sin caer en la tentación de idealizar y mucho menos recrear modelos sociales pasados— en zonas en las que la despoblación y los cambios sociodemográficos han alterado el ecosistema de la vida tal y como se entendía hasta hace unos pocos años, es posible si se lleva a cabo desde las necesidades y potencialidades de cada territorio.

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